Mitos injustificables de la cultura skincare

Hoy nos hemos despertado con ganas de debate chicas. Quiero contaros algunos de los mitos más extendidos sobre la cultura skincare.

El primero del que hablaremos, es el debate entre consumir cosmética y productos de higiene personal que contengan o no parabenos. Os resumo rápidamente qué son. Los parabenos son un grupo de ingredientes conservantes utilizados en cosmética, pero también en productos farmacéuticos, de higiene personal e incluso, alimenticios. Se usan tanto, porque son tremendamente eficaces combatiendo la aparición de hongos, bacterias o levaduras. De ahí que su empleo, alargue la vida útil de los productos que los incluyen.

Pero vámonos al terreno dermocosmético, el terreno que para que lo sepáis se rige por las normas más estrictas. Empiezo con una frase de la misma Gema Herrerías y que me parece que resume con claridad y precisión la situación actual: “El miedo a los ingredientes cosméticos tóxicos es infundado. Si un cosmético no es seguro, no sale al mercado. Tenemos que creer que la cosmética es segura.”

Los parabenos se emplean desde hace más de 50 años incluso en formulaciones pediátricas y, para que quede bien clarito, son los más estudiados por los organismos internacionales que vigilan la seguridad del consumidor. Los parabenos son seguros, siempre y cuando sigan las limitaciones de tipo y concentración permitida por la reglamentación vigente. Vamos, no existe una evidencia científica de que si se aplican correctamente, su uso sea perjudicial para la salud.

Y para que se caiga este mito, la legislación en la UE es de las más exigentes en materia de seguridad del consumidor, limitando específicamente el uso de estas concentraciones, por lo que no temáis, si el producto no es seguro, no va a salir nunca a la venta para que podamos comprarlo.

Siguiente mito a desmontar: Las cremas más caras son las mejores, la calidad depende del precio. En el mercado podemos encontrar hidratantes de prácticamente todos los rangos de precio que te imaginas. Pero, ¿de qué depende que una marca sea más cara que otra? ¿Es la marca y la fama de la marca?

Cuando compramos una crema, por ejemplo una crema antiarrugas, lo que pagas son varios factores: la investigación tras la fórmula, la calidad de sus ingredientes y por supuesto, la concentración de los principios activos que contenga. Y sí, a día de hoy, pagas el posicionamiento de la marca, el prestigio y la imagen de la misma. Es decir, esta relación de fama y precio existe, sin embargo, la relación de precio y efectividad muchas veces no es real.

Sois libres de probar cuanta cosmética deseéis, pero solo os digo que vuestra elección siempre debería estar marcada por la calidad de los ingredientes que componen la fórmula y por la concentración de sus principios activos. No cometáis el error de pensar que porque la saca alguna famosa o porque está anunciada en todas partes, es más efectiva que una menos conocida. Informaros siempre o en la medida de lo posible ser conocedoras de las cosas que os expongo al principio de este párrafo.

Hay cremas antiarrugas que tienen un precio asequible en el mercado y cumplen todos los requisitos que deberían importarnos, al final y al cabo, hablamos de nuestra piel. Gema Herrerías, por ejemplo, tiene su GH Función Barrera. Una crema que debería ser de cabecera para todas, un gel de textura única, sutil, fresca y joven. Crea una función barrera a nuestra piel y es más que recomendable utilizarla a diario. Otra buena crema a un precio interesante es Eau Cellulaire Gel Hydratant del Instituto Esthederm. Hidratante a más no poder, retenedora de agua y perfecta para nuestra circulación. Una joya a un precio indiscutible.

Y por último, quiero hablar de una creencia absurda que estoy encontrando últimamente: El protector solar impide la absorción de la Vitamina D. Antes de responder a esta cuestión, quiero recordar que exponerse directamente a los rayos del sol sin ningún tipo de protección es una de las tonterías más grandes que podemos hacer si queremos conservar nuestra piel sana y tersa durante buena parte de nuestra vida. Sin entrar en detalles, el sol es uno de los factores más graves del fotoenvejecimiento.

Por otro lado, la Vitamina D es la que ayuda a nuestro organismo en la absorción del calcio, el componente esencial de nuestros huesos. La carencia de Vitamina D, como veis, no nos interesa si queremos seguir sanas y guapas.

No obstante, la aplicación de cremas solares de alto y bajo espectro no impiden ni ralentizan la síntesis de Vitamina D en nuestro organismo. Existen otros factores que pueden influir en esta síntesis, como problemas en hígado y riñón, o la propia ingesta de medicamentos que entren en conflicto con este proceso. Todos estos factores, sí pueden hacer que no sinteticemos esta vitamina, pero la protección solar no es un impedimento.

Es más, yo nunca me cansaré de recomendaros protección solar buena para nuestra piel, como Photo Reverse del Instituto Esthederm, de la que tantas veces os hablo yAdvanced Day Ultimate Protect de Medik8, perfecta para vuestro día a día. Pronto haré otro post con más mitos pero como consejo os digo: no os fiéis de todo lo que leáis, buscad siempre una segunda opinión y, en el caso de que no os convenza, siempre es mejor consultar con un experto en dermocosmética.

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